Los deberes escolares pueden contribuir a mejorar el aprendizaje, según en qué condiciones y circunstancias se prescriban.
En primer lugar hay que clarificar cuales son los roles que deben desempeñar los tres agentes principales implicados en el proceso de realización de los deberes: alumnado, profesorado y familia.
El alumnado es totalmente determinante, pues es quien dice cuándo y cómo los hace y qué ayudas solicita.
El profesorado es el responsable de prescribir los deberes escolares al alumnado. Las decisiones que tome en torno a cuestiones como el número, los objetivos y la evaluación de los deberes van a condicionar en buena medida la motivación del alumnado en función de la conexión que establezca con los aprendizajes realizados en el aula. En este aspecto es fundamental: verificar si el alumnado hizo los deberes, responder a las dudas sobre los deberes realizados, corregir los deberes oralmente en clase, corregir los deberes en la pizarra y recoger y calificar los deberes individualmente.
El papel de los padres también es fundamental. Proporcionar el apoyo afectivo y emocional animando a sus hijos e hijas a implicarse y realizar los deberes, como modo de aprender a aprender por sí mismos, es un elemento motivacional para que los deberes constituyan un valor positivo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El tiempo dedicado a los deberes no debe ser excesivo, pues no se trata de hacer muchos, sino de hacer los estrictamente necesarios para ayudar al alumnado a pensar y aprender por sí mismo. Lo más importante es separar los efectos de dos niveles: alumnado y aula. El aprovechamiento del tiempo y la especificidad de los deberes realizados por el alumnado, vinculados a lo explicado en el aula, se relacionan positiva y significativamente con el rendimiento académico.
CONCLUSIONES:
1. La prescripción de deberes tiene que seguir el principio que guía cualquier proceso de enseñanza, es decir, estar adaptados a los intereses, necesidades y conocimientos y competencia de cada estudiante. El diseño de la misma cantidad, modalidad y nivel de dificultas para todos , perjudica a los que tienen mayores dificultades y se aleja de la función personalizada necesaria en los deberes.
2. El tiempo dedicado a los deberes deberá estar en función de la edad, nivel de desarrollo, conocimientos y capacidades del estudiante.
3. Los criterios de evaluación de los deberes deben ser claros y conocidos por los estudiantes. Y su corrección debe ser personalizada y , a la vez, pública en el aula.
4. Los deberes deber ser realizados por los propios estudiantes sin ayuda de ninguna otra persona. La familia lo que debe hacer es proporcionar apoyo afectivo y emocional, así como supervisar que sus hijos hagan los deberes encomendados
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